Las obsesiones son pensamientos, imágenes o impulsos intrusivos, que la persona considera inaceptables y absurdos y que pueden ser provocados por situaciones externas o no. Aparecen en la mente sin que la persona lo desee y pueden estar expresadas en forma de palabras y frases o en forma de imágenes. El contenido suele ser amenazante, inaceptable moralmente, grotesco o extraño para la persona que lo sufre. Por ejemplo, creer que uno se ha contagiado el SIDA, que la colilla que dejó en el cenicero va a provocar un incendio o que se desea insultar a alguien.
Las compulsiones son las conductas o rituales que hace la persona para neutralizar el contenido obsesivo. Son comportamientos estereotipados, voluntarios, que pueden llegar a ser muy organizados y elaborados y que tienen como fin reducir la posibilidad de que suceda la catástrofe temida o bloquear la ansiedad causada por la propia obsesión. En ocasiones, la persona puede intentar resistirse a ejecutar estas conductas, pero, finalmente, las acaba haciendo. Las compulsiones pueden realizarse físicamente, como lavarse las manos o comprobar que el teléfono está bien colgado, y mentalmente, como hacer operaciones mentales o rezar.
La incapacitación de las personas que padecen el Trastorno obsesivo compulsivo (T.O.C.) puede llegar a ser extrema, ya que el tiempo que llevan los rituales y las conductas de evitación pueden impedir realizar el trabajo y las actividades sociales habituales.
Las personas obsesivas tienden a ser pensadores sistemáticos, que instantánea y automáticamente piensan en aquello que les obsesiona. Suelen ser personas cautelosas que se sienten seguras cuando todo es predecible y casi invariable, y más inseguras ante el cambio y las novedades que la mayoría de la gente.
Una cualidad que caracteriza a las personalidades obsesivas es una necesidad poderosa e inconsciente de sentir que mantienen el control: de sí mismos, de los otros y de los riesgos de la existencia. Una de las principales manifestaciones de esta necesidad es el perfeccionismo.
Algunos de los rasgos que caracterizan a las personas con personalidad obsesiva, en cualquier combinación, son los siguientes:
- Miedo a cometer errores.
- Miedo a tomar una decisión o a hacer una elección equivocada.
- Necesidad de una rutina firmemente establecida.
- Inclinación a preocuparse, cavilar o dudar.
Las principales consecuencias negativas de las obsesiones son:
- Tensión nerviosa y ansiedad.
- Agotamiento mental y disminución significativa de la energía intelectual.
- Sufrimiento emocional, que impide disfrutar de los diferentes aspectos de la vida.
La Psicoterapia ayuda a las personas a superar sus obsesiones y a tener una vida más placentera, relajada y gratificante.
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